Vivir en el paraíso, que idea más ociosa!
Hombres y mujeres vivían sin temor
Adorando al ser supremo, considerado el redentor
No había muertes porque vivir no era un desafío
Y ser un individuo, jamás quedó tan en el olvido
Hablamos de la libre condena. no albedrío
Por eso la humanidad solo esperaba en hastío
Poder finalmente morir e irse al infierno
Ya a nadie le interesaba vivir en lo eterno
Mientras todos sonreían y se quitaban la vida
Dios se preguntaba, por qué esa solución definitiva?
Si les daba cobijo y seguridad
Les quitaba el miedo a cambio de la verdad
Por qué querían desaparecer?
Acaso no agradecían su premio por creer?
Por eso la muerte se acercó a Dios
Y le dijo mientras afilaba la hoz.
Que la humanidad tenía como cumbre
Poder depender de la incertidumbre
Preferían creer que dios era un invento
De locos encerrados en un convento.
***
Supongo que tenía 18 años cuando escribí esta poesía, mis ideas religiosas colmaban un hartazgo de los más especial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario