La madre de Javier, por el contrario, no necesitaba una excusa para estar allí; solamente su presencia adornaba el tétrico e innatural cuadro de tener que despedir a su propio hijo y no al revés. El hecho de que lloviera a cántaros solo agregaba un escalón más a la tragedia ya suscitada.
Mientras las palabras del hombre de la iglesia se perdían en las esquinas más recónditas del cementerio, una figura desdibujada por la lluvia se acercaba rápidamente al entierro de Javier. Iba con el traje desalineado, producto de haber corrido hasta el lugar. Era el padre.
- Luana, el avión, lo siento; lo siento por todo.
Luana simplemente abraza a su ex marido con esperanzas de sentir lo mismo que cuando tocaba a Javier, sin fortuna, lo cual produce que su llanto se convierta en un alarido ahogado en lágrimas. Carlos solo la abraza más fuerte sin emitir palabra, su pospuesta travesía por Alemania lo hizo volver lo más pronto posible e inclusive así no pudo luchar con las demoras acrecentadas por el desfavorable clima.
Una vez terminado el cotejo fúnebre, Luana se apoya sobre el cuerpo de Carlos mientras recorren el empantanado camino al auto. Hace un mes que Carlos no veía a su hijo y mucho menos tuvo tiempo de hablar con la madre sobre el incidente que le costó la vida; aunque en su viaje de retorno pudo leer en un diario sobre la cuestión.
Sabía que su hijo había sido asesinado a sangre fría por sus compañeros de colegio en las inmediaciones del mismo, también sabía que la brutal golpiza que le propinaron no permitió que el cuerpo pudiera ser reconocido hasta que recién Luana hiciera la denuncia de su desaparición y tuviera que hacer el infortunado trayecto a la morgue para reconocerlo. Una vez reconocido, la policía siguió las pistas hasta el paradero de los chicos, que reconocieron sin dilación alguna, la culpa.
Lo demás era especulaciones que hacían los medios de la zona a partir de entrevistas a los compañeros de colegio de Javier. Específicamente éstas hablaban del maltrato continuo de 4 compañeros casi todo los días de la semana con un tópico en particular, al parecer sus gestos "amanerados" lo convertían en objeto de burlas desproporcionadas en torno a su sexualidad.
"Tenía solo 12 años, por el amor de dios" Pensó Carlos mientras se preguntaba como a tan corta edad los chicos podían ser tan estúpidamente prejuiciosos como los adultos. Mientras el auto pasaba por un túnel subfluvial, Luana apretaba fuertemente la mano de Carlos, como si esperara que el vehículo chocara contra algo y terminara el martirio de ambos.
No solo eso no sucedió, sino que también al salir del túnel a escasas cuadras del lugar, se encontraron nuevamente en la casa que cohabitaron durante más de 20 años y desde hace 10 que no volvían juntos a ésta. Era una lástima romper dicho aniversario bajo esas circunstancias, pero a veces la desgracia une más que las buenas intenciones.
Al ingresar a la casa, Luana le ofrece un café a Carlos como si le estuviera leyendo el pensamiento.
- Café doble negro cargado, sin azúcar, no es cierto? Dice Luana, con una leve sonrisa.
- Si, pero dejame hacerlo a mí, asi ejercito la memoria - Dice Carlos como excusa de caballerosidad.
Se dirige a la cocina dejando a Luana en el living, se acerca a la despensa y agarra la lata de café. Cuando está a punto de cerrar el mueble, nota muy al fondo del mismo un cuaderno muy bien oculto. Tenía unas calcomanías de unos personajes de caricatura y un título con una letra improvisada que decía "Diario".
Era más que evidente que esto pertenecía a Javier y quedó lejos de la requisa policial (se habían concentrado lógicamente en su habitación) para encontrar evidencia del motivo del crimen. Carlos no se atrevió a abrir la tapa del libro pero su cuerpo temblaba con solo pensar que había de contenido.
-Luana, encontré esto. Dice Carlos mientras deja el libro sobre la mesada con tal delicadeza que pareciera que llevaba una bomba de tiempo.
A diferencia de Carlos, al descifrar de que se trataba ese objeto, Luana lo levanta de la mesada como si se tratara de algo vital para su existencia... y tal vez lo fuere.
-Vos sabías que tenía un diario? Dónde lo encontraste? Dice Luana, conmocionada por la situación.
- No, no sabía, ni tampoco importa donde lo encontré. O sí? Dice extrañado por la segunda pregunta.
Luana acaricia la tapa del diario como si fuera Javier mismo, mira hacia Carlos como si le rogara y le pregunta
- Te molesta si lo leo?
- No, mientras lo leas para adentro, es la intimidad de nuestro hijo y no estoy preparado a vulnerarla.
Luana estaba a punto de pararse y discutir con Carlos por ese acto falto de sensibilidad; pero ve que su ex marido decide sabiamente alejarse nuevamente a la cocina.
Luana abre el cuaderno y lo primero que ve es una introducción muy escueta pero mordaz.
"Papá y mamá, es probable que encuentren este diario algún día,
solo espero que sea cuando cumpla más años y no me de vergüenza
que hayan espiado en mis cosas personales"
Luana no puede evitar sonreír al leer esas palabras tan inocentes pero ciertas, desde que se separó de Carlos; Luana se volvió mucho más controladora pero sin rozar el extremo. Igualmente se sentía aliviada de no haber encontrado el diario antes y no vulnerar algo tan íntimo.
El resto del diario hablaba de sueños, de lugares que visitaron en las vacaciones y una visión bastante detallada de sus compañeros, algo que al parecer no le generaba ningún tipo de dificultad. En el transcurso de las páginas Luana llora, ríe y habla en voz alta como si Javier estuviera justo al lado. El nudo del texto era de por sí una delicia, lejos de un chico atormentado y lleno de total curiosidad al mundo que lo rodea.
El problema se suscitó en el último registro del diario, que justamente era el día anterior de su muerte. Al leer las últimas frases de su corta vida, Luana tiene un acto involuntario y desmaya en el medio del living.
"No entiendo porque mis compañeros insisten en saber si me gustan los chicos,
mis papas me enseñaron que a nadie se lo critica por sus decisiones en la vida
pero si en sus acciones"
Y continúa
"Yo podría decirles que en verdad me gusta mucho Laurita y seguramente me dejarían de molestar
pero siento que si hago eso estoy demostrando que está mal que los chicos les gusten a los chicos
o las chicas a las chicas y no creo que sea así.
Así que no me importa lo que piensen, cuando me vean de la mano con ella mañana
se van a dar cuenta y sino me da igual, deberían meterse en su vida y no en la de
los demás. Espero que mamá me deje invitarla al cine el sábado"
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Este cuento lo tenía en un txt de una cuenta viejísima de hotmail que se llama igual que mi cuenta actual (solo que de gmail). Una vez que lo abrí decía tontamente "Escrito en Marzo de 1998" sin detallar mayores datos.
No es uno de los primeros, pero está lejos de ser el intermedio también, lo elegí en un principio porque me gustaba mucho y segundo por una amiga que supongo le va a interesar leerlo.
Por supuesto hubo retoques e inclusive así encontrarán errores garrafales, pero tocarlo más sería cambiarle la esencia.
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